viernes, 8 de octubre de 2010

1/10 Nunca falla el público

Gustavo, de "La Dama Inquieta" me escribe el siguiente comentario al día de ayer. Mis respuestas van en rojo.

Chema el argentino te van a llamar. Me cuesta entender a qué se refiere, pero cuando estoy a punto de decirle "y a ti Gustavo de Mozambique" lo pillo :-S Por cierto, un saludo a los amigos argentinos que nos leen :-)Cuenta un poco mas de la logística ¿que llevas lo que cabe en una YBR 125 con todo apiñado, como manejas los gastos, con cuidado te invitan, pagas por dormir en las hospederías,llevas una tienda de campaña, La gente pugna por invitarme por más que insisto en que quiero que me recuerden como el mago que un día pasó y les dejó un recuerdo especial, no como el mago gorrón, pero vaya, intento pagarlo todo. En la hospedería Sagasta, que es donde duermo todos los días no me invitan, pero casi. Me hacen un precio de risa. La verdad es que son unos soles. que tal va la moto, llevas repuestos por si acaso? eso es de nenas, pero es verdad que de casi todo llevo dos: ruedas, manos... Ya tienes tema Txema con gusto Gustavo
Gustavo Otero Damero inquieto Gracias, Gustavo ;-)

Ale, pues nos vamos. Bueno, antes de irnos os voy a enseñar un poco de Torrecilla en Cameros, que es donde voy a actuar esta noche.

Hospedería Sagasta

A Torrecilla en Cameros se puede acceder por una entrada buena desde la nacional 111 y por otra que discurre entre un desfiladero de piedra. Tiene muchas cosas: ruinas, iglesias, calles, coches, lo propio de un pueblo, vamos...y la Hospedería Sagasta :-)

Sagasta fue un señor masón (hay algún que otro escudo que se hace el enigmático por el pueblo), ingeniero y unas cuantas cosas más que vino a nacer en Torrecilla y a presidir España. La hospedería que lleva su nombre tiene bonitas habitaciones confortables, limpias y, algunas de ellas, como la mía, con una gran terraza de cara al monte. Pero, sobre todo, está llena de cosas curiosas: tiene los troqueles y un ejemplar de la primera baraja de cartas que se fabricó en Torrecilla en el siglo XVIII, dos casas de muñecas...y si pides que te den su tarjeta, te harán un juego de magia cuyo efecto espero haber contribuído a amplificar...así que no podía haber un sitio más indicado para quedarse.

En Torrecilla también tienen dos puentes medievales, una bonita fuente hecha de un bloque de piedra, una fábrica embotelladora del agua del manantial de Peñaclara y una ermita románica, la de San Pedro, metida en un pequeño valle a unos 4 km. del pueblo y junto a la que en los meses de verano se puede tener la suerte de ver a algún grupo scout acampado. Alguno como, por ejemplo, el Grupo Scout Alcores 404 (mi grupo, que estuvo allí en julio y por el que yo vine a tener noticia de esta zona :-) )

Pero, sin duda alguna, lo mejor que hay en Torrecilla en Cameros y que justifica un viaje por sí solo, por más que nadie lo sepa, es la "Carretera del Fin del Mundo". Retomando lo que hablábamos ayer, a todos nos intriga saber a dónde nos conducirá un camino...pero cuando este llega a algún sitio, se difumina por entre el pueblo o el lugar al que arriba...no se puede señalar un punto y decir "aquí acaba". Sin embargo, si uno sigue la calle del Serradero en Torrecilla en Cameros hacia arriba, pronto se encontrará en una carretera asfaltada y señalizada (la LR-semehaolvidadoelnúmero) que, durante unos 5 kilómetros, más o menos, discurre como si fuera a llevarnos a Nestares hasta que, de repente, hace un redondel y termina al borde de un barranco. Así, sin más. Que sí, que sí, chimpún.
"Carretera del Fin del Mundo"

Para corroborar que es la carretera del fin del mundo tiene además dos jalones que la adornan: uno es un portal de roca en el que se abre una cueva por la que se entra a donde comienzan todos los cuentos y otro es un banco en mitad del campo, para poder mirar el valle.                                                                             
Portal de entrada a los cuentos y banco para ver el monte

Voy a Villanueva de Cameros, por la que ya he pasado varias veces, pero quiero parar a ver si encuentro por fin abierta la tienda de almazuelas (prendas hechas a base de unir recortes de muchas telas, típicas de la zona)...no hay suerte. Bajo a ver la Ermita de Nuestra Señora de Los Nogales que, como debe ser y para no desilusionar a nadie, está rodeada de nogales. Me hace mucha ilusión coger un par de nueces y comérmelas. Me llevo otro par para plantarlas en casa.
Ermita de Nuestra Señora de Los Nogales, por delante y por detrás

Villanueva de Cameros tiene una aldea arriba de la sierra, como el que tiene un chalé. Aldeanueva de Cameros es, tal y como puse para la noticia en el diario "El Correo" exactamente el pueblo que uno imagina cuando se pone a pintar un pueblo en un papel. Su riachuelo con su puentecito y sus casas de piedra perfectamente dispuestas para dejar un farol en primer plano.

Aldeanueva de Cameros

El alcalde y Félix me preguntan si he venido a fotografiar el pueblo. Ay, pobres: aparte de lo de la piedra (ver la noticia publicada en el post de ayer), les predigo el número premiado con el gordo de la lotería de Navidad...no os cuento más para no quitaros la sorpresa a los que tengáis oportunidad de verme hacer este bonito juego original del genial pensador de magia Dani Daortiz (solo que yo lo hago para un número con un cero entre sus cifras :-) )

Vuelvo a subir por Almarza para pasar de nuevo al Camero Viejo a la altura de Laguna de Cameros. De allí voy subiendo por un hayedo largo, largo...que ya empieza a amarillear. Me sorprende que no haya ningún pueblo más arriba de Laguna en el Camero Viejo... ¡Ala! Imagináos qué chulo sería fundar un pueblo...un pueblo pequeño dentro de un hayedo pero con algunas cosas fundamentales: una escuela de magia, una tienda de magia, una tienda de caramelos de todos los colores, una casa redonda en la que hacer grandes hogueras en el centro, un almacén de remedios y perfumes de todas las hierbas del monte, una biblioteca con alfombras en la que se pueda fumar en pipa y a la entrada tenga tabacos y batines de seda de todas las clases...Me voy a apuntar la idea pero vamos, si alguien se me adelanta, tiene todo el permiso del mundo para ponerla en práctica, con tal de que me invite. Ah, y billar y futbolín, que no se le olvide.

Bajo otra vez por el Camero Nuevo con el tiempo justo para volver a comer al club náutico de El Rasillo.

Oye, de verdad que no voy a comisión, pero es que es una gozada venir a comer aquí: de primero patatas a la riojana, también con guindillitas verdes como es costumbre con todos los guisos y de segundo una lubina a la ondarreta. No tenía ni idea de cómo era eso, pero viene a ser algo así como de puta madre. Lleva una salsita ligera por encima y me la sirven acompañada de unas patatas con cebolla confitada pero crujiente. De postre una cuajada casera con miel de la zona...Como había dejado intrigado a José Luis, el dueño, con mis andares por la zona, le pido un sobrecito de azúcar y que eche un poco de agua en un vaso y le pregunto si el embalse en invierno sirve para practicar patinaje (os pongo a continuación cómo queda el efecto de cerca para que lo veáis bien):



Bueno y me voy. Me bajo corriendo a Logroño donde he quedado con Lidia de Popular TV para grabar una entrevista :-) Grabamos fuera un par de juegos y me mandan después a un cámara para que suba a grabar la actuación en Torrecilla. Aun no sé cuándo lo van a sacar, pero con un poquito de suerte...bueno, ya os lo contaré a su debido momento.

En Torrecilla, "El Matadero", sala de exposiciones donde actúo, está lleno a rebosar. En lo que vamos esperando a que la gente se acomode, transformo un billete de 5 € en uno de 20...oye, y el que te deja uno de 5 con toda su buena voluntad tiene derecho a quedarse luego el de 20. Aparte de que eso multiplica por 10 el efecto. Hago unos cuantos juegos más para los chavales...el hacer magia de cerca potente antes de los espectáculos es un arma fantástica para mí. Cuando empiezas tu actuación, ya eres alguien que ha sido capaz de hacer un par de inexplicables proezas, así que puedes permitirte el lujo de ir de menos a más transmitiendo que, exactamente eso, es lo que estás haciendo a tu público que ya lo sabe entender porque te ha visto obrar un par de imposibles casi como que no quiere la cosa.

Visto a Sergio, el alcalde, con mi teletransmisor de última generación...hago que la gente cante, que se estrangulen...Los aplausos están guay, pero aun mejor están los inesperados "aláaa"...siempre llevo al menos uno en el repertorio: yo les llamo "red-bull" (porque te dan "aláaaas") a esos juegos que crean algún tipo de sorpresa repentina y colorida cuando parece que vas a fallar y la gente está con la guardia baja pero deseando que el juego acabe bien. Si has logrado entender que tú estás ahí para servir al público y no al revés, entonces se produce siempre un pequeño milagro y es que la gente quiere que todo salga bien. Pueden llegar incluso a mentir si finges que estás fallanado al tratar de adivinar una carta, comulgando con que en realidad ellos escogieron la que tú has dicho. Si dejas pequeños espacios de suspense, la gente empuja para completarlos...es como si desearan con todas sus fuerzas poner todo de su parte para que el milagro salga, poder sentirse maravillados y aplaudir.

Me gusta, siempre que puedo, que la gente haga magia: repartimos cartas para que la gente corte, mezcle, en sus manos...cada uno como quiera...y aun así, se produzca una mágica separación de las cartas por palos (agua y aceite, pero con las cartas mezcladas y colocadas por los espectadores, para los magos que me leáis) en sus propias manos...Y así vamos creciendo, creciendo...todos juntos. Cada uno es como es y por eso cada espectáculo es único. Hay que hacer que el público sea el espectáculo. A todos nos gusta vernos en las fotos. Y todas las fotos pueden hacerse bonitas. Los niños, los espectadores jodones, los listillos, los vergonzosos, los protagonistas, los entregados, los que tienen a un primo mago y se solidarizan contigo...Todos, absolutamente todos, son un gran público, pero cada uno necesita una cosa distinta para disfrutar del espectáculo. Y esa es la obligación del mago: entregarle a cada uno lo necesario para que viva una experiencia mágica que recuerde con cariño. Y el que menos creía que iba a ser así es siempre luego al que más hondo le llega la magia porque le llega aun a pesar de que el estaba descreído...eso debe de ser magia de verdad, sí. Decía Baden-Powell que la felicidad culmina en el servicio a los demás: para eso, es importante saber que "nunca falla el público".

Antes de cambiarme y lavarme paso por el bar y con la sonrisa cómplice de la nieta de Luis, les transformo a unos parroquianos un bitter Kas...en cerveza :-) El vídeo en realidad es del sábado que lo repito, pero vaya


Subo a Villanueva a que me den algo de cenar: aunque es tarde, en el salón hay una cena de mujeres que comparten conmigo unos pimientos rellenos de gambas y espinacas, unas croquetas y de postre unos bartolillos calientes rellenos de crema que son, verdaderamente, un dulce.

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